Lejos de ser solo una cuestión política, la soberanía digital afecta directamente a los actores económicos. Cada vez más dependientes de soluciones en la nube gestionadas por proveedores extranjeros, las empresas europeas son hoy conscientes de una realidad urgente: es necesario cambiar de modelo y apostar por soluciones locales.
Soberanía digital: una cuestión cada vez más importante
En Europa, la soberanía digital es un tema de máxima relevancia. Desde los proveedores de servicios en la nube hasta las redes sociales y las herramientas colaborativas, las empresas europeas operan en un entorno digital dominado por soluciones estadounidenses. Como resultado, la gran mayoría de los datos occidentales se almacenan actualmente en Estados Unidos, lo que pone en entredicho la capacidad de las organizaciones para garantizar la confidencialidad de su información.
A nivel europeo, se han multiplicado las iniciativas para reforzar la protección de los datos: la revisión de la directiva sobre la seguridad de las redes y los sistemas de información, y el esquema de certificación europeo de la Agencia Europea de Ciberseguridad, entre otros ejemplos destacados.
Además, el desarrollo de un cloud soberano se ha convertido en una de las prioridades de la Unión Europea, como lo demuestra el proyecto Gaia-X. Este ambicioso plan busca crear una infraestructura de datos común a nivel europeo, ofreciendo a las empresas espacios de datos interoperables que permitan el intercambio de información de manera segura y confiable.
Aunque estas iniciativas son bienvenidas, resultan insuficientes (o llegan demasiado tarde) para hacer frente a la hegemonía de los gigantes tecnológicos que controlan la mayor parte del mercado del cloud.
Soberanía digital: ¿qué impacto tendrá en las empresas europeas?
A pesar de los esfuerzos implementados en la Unión Europea, muchas organizaciones europeas siguen dependiendo de Amazon, Google o Microsoft para el almacenamiento y gestión de sus datos. Este monopolio pone en riesgo tanto la autonomía económica y tecnológica de las empresas locales como la seguridad de su información.
En este contexto, es urgente reconocer la importancia crítica de la soberanía digital e integrarla directamente en las prácticas organizativas. Al igual que la responsabilidad social corporativa (RSC) refleja la contribución de las empresas a los desafíos del desarrollo sostenible, sería pertinente promover una nueva noción: la «responsabilidad digital«.
Este cambio en el comportamiento de compra hacia el «Made in Europe» no es solo una cuestión de prejuicios o modas. También puede explicarse por la madurez del software a nivel tecnológico y operativo, así como en términos de marketing.
Comprar en Europa eligiendo al mismo tiempo una solución eficaz y competitiva: ¡es posible! Además, la soberanía digital abre oportunidades de crecimiento totalmente nuevas. Apoyándose en herramientas europeas, las empresas pueden crear o reforzar una relación de confianza con sus clientes, garantizando la confidencialidad de sus datos y su tratamiento conforme a la normativa europea.
Más soberanía también significa menos riesgo de violación de datos, con todas las repercusiones que un suceso así puede tener en la reputación y las finanzas de una empresa.
Por último, al poner de relieve su responsabilidad digital, una organización puede satisfacer las crecientes expectativas de los consumidores en términos de ética y transparencia en la gestión de los datos personales.
Soluciones de Business Intelligence: a la vanguardia del reto de la soberanía digital
Dado que permiten recoger y tratar grandes cantidades de datos, las soluciones de Business Intelligence se ven especialmente afectadas por la cuestión de la soberanía digital. Elegir una plataforma europea, alojada en Europa, es crucial para evitar exponer sus datos, o los de sus clientes o socios.
Una solución europea de BI no está sujeta a normativas extranjeras que abren la puerta a posibles injerencias en los datos, como la FISA o la CLOUD Act estadounidenses. Por tanto, es una palanca esencial para garantizar no solo la protección de los datos, sino también una gestión más responsable de los mismos.
A medida que se multiplican las iniciativas europeas en favor de la soberanía digital, las empresas son cada vez más conscientes de la necesidad de adoptar alternativas locales a las soluciones ofrecidas por los gigantes estadounidenses. Sin embargo, esta «responsabilidad digital» no debe verse como una limitación, sino más bien como un medio para aprovechar nuevas oportunidades de crecimiento y responder a las expectativas de los particulares, ansiosos por proteger sus datos personales.